Autor: Bernd Luz, bajo licencia creative commons
Por Roberto Menicucci
Leyendo a otro autor, pensaba que sólo yo me ponía a pensar en el efecto de los recuerdos. Sin embargo, veo cada vez que más y más personas igualmente le dedican tiempo a idealizar o tachar un acontecimiento, un lugar o a una persona por medio de su memoria.
Dicen que los hechos y las personas se mantienen en nuestra mente tal y como las recordemos y si las llegamos a enfocar mal, vendrán de vuelta de esa forma y si la recordamos bien, será el mejor regalo que nos dará nuestro cerebro. Sin embargo, en mi caso mis recuerdos son de personas, de aquellas queridas que se han ido. No se porque los que ya no están aquí, cerca, conmigo o han dejado una huella en mi, permanecen. Creo que todo es una mala pasada de la nostalgia: por lo vivido, lo compartido o lo hablado en un determinado momento y me pregunto ¿Esto es bueno o es malo?
Me decía alguien que es malo, puesto que la persona se ha marchado y por lo tanto, simplemente hay que dejarla ir. Me cuesta, pero lo estoy intentando. Llámese padre, llámese amigo, llámese relación, llamése familiar, llámese buenos momentos pasados. Sin embargo, creo firmemente que si no pienso en ellos dejarán de existir y es lo que menos quiero, por eso me cuesta tanto.
Recuerdos por etapas
¿Te ha pasado que recordás por etapas? Hoy que escribo esto, pensaba en los compartimientos que mi mente ha ido creando para hacer espacios. Espacios para la mente del niño que fue y del que queda muy poco, recuerdos del adolescente que perdió también y sufrió en esa época de cambios y archivo de la vida de adulto que ha recibido tantas lecciones que ya creo que se tendrían que separar por capítulos y décadas.
¿Es malo el ejercicio de la memoria?
Los laberintos de mi mente y la de todos nosotros son engañosos. Me decía un amigo que me quiere bien, que la vida no es gris, por lo tanto este laberinto sí que se pinta de gris muy seguido y allí sí se vuelve perjudicial este ejercicio vital, pero sin historia no seríamos seres humanos.
Escribía esto porque muchas veces los recuerdos pesan y como me decía una muy querida amiga también hay que dejar ir, para que la mente descanse, para que ese hecho no te marque más, para que el futuro sea distinto, para que seas más liviano.
Por otro lado, si no tenemos recuerdos pues no tenemos historia. Y lo seres humanos sin historia no seríamos humanidad, sociedad o país . ¿Cómo te va con tu madeja de memoria? ¿Se pinta de colores o es gris? Déjame tu comentario.
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