Una noche cualquiera, manejando, me encuentro con un carro rojo a un carro de distancia al mío casi a mi lado, en una carretera muy transitada.
De repente, una niña con la mirada primero muy alegre y luego muy triste, aparece en la ventana del carro. Una niña que se pone a jugar con la velocidad y el viento para jugar con un globo.
Y de repentre, zas, oh sorpresa el movimiento del carro y la velocidad del viento viene y le quita la felicidad en un momento, y en vez de seguir sintiéndose feliz la cara se le llena de tristeza y de decepción cuando el viento le roba el globo de la mano y lo ve volar rápidamente, así en un tris. El momento es tan emotivo y me queda grabado en la memoria, por la mezcla de emociones de la cara de la niña, que en menos de 30 segundos, pasó de muy alegre a triste y decepcionada por perder su globo de colores.
La cara era impresionante, de alegre a triste y luego la gran desilusión, verla ahí sin poder hacer nada, sino seguir el rumbo del globo con la mirada hacia arriba, verlo volar con el viento y desaparecer en la nada. Y verlo volar, volar y perder el sentido de su alegría.
Y así es la vida, pasamos de un estado a otro. Y la alegría viene y se va y se queda o se va y sino se va volando como el globo.
Leave a Reply