Cuando la vida se torna muy difícil nuestra mente se agobia y se pone en situacion de alerta. Lo mismo cuando los acontecimientos se tornan muy agresivos en nuestro entorno, lo que puede hacer que lleguemos a perder la esperanza. Sin embargo, Dios existe y nos recuerda que cada día tiene su propio afán y que en un dos por tres o al día siguiente las cosas cambiarán y ya no serán las mismas, o el acontecimiento se modificará en sus circunstancias y se podrá resolver o abordar de otra manera.
La esperanza es «un estado de ánimo optimista basado en la expectativa de resultados», donde esperamos que los mismos cambien y se tornen positivos para dejar atrás la tormenta. Esto es muy cierto.
Creo que los seres humanos sin esperanza moriríamos lentamente, puesto que si nos encerramos en el ofuscamiento de nuestra mente y la dificultades nos vamos a un hueco.
Si por cualquier circunstancia tu vida se torna difícil y crees que no hay remedio para lo que te pasa, haz este ejercicio muy sencillo: mira hacia el cielo y si es al final del día mejor. Verás en el azul del cielo o en el atardecer que Dios te está diciendo ¡aquí estoy! Eso que sientes pasará y lo que hoy ves negro ya no lo será más. Inténtalo, la vida será más fácil y llevadera si dentro de tu interior intentas vivir un día a la vez, mirando al cielo tu vida se pintará de otro color y será color esperanza…
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