Recuerdo que cuando tenía 8 años perdí a mi abuela materna. En esa época y quizás siendo tan pequeño es que me hice esta pregunta por primera vez, ¿porqué se va mi abuela si era tan buena? o así la veía yo, pero no, al final no era una visión subjetiva porque recuerdo que fue el primer entierro al que fui y medio pueblo nos acompañó a su última morada. Y todos decían, sí, era buena, ayudaba a todos y sobre todo tengo presente cómo me cuidaba a mí y eso hasta hoy, 35 años después es una huella inborrable.
Rememoro esto porque la muerte es inexplicable, pero presente y también porque muchos amigos que eran muy cercanos a mi se fueron muriendo muy seguido, además de mi padre y mi sobrino recién nacido a los 4 días falleció y mi padre 3 meses después de mi sobrino, es difícil entender ese tránsito con la muerte y vivirlo, superarlo cuesta más y entenderlo mucho más. Y es que todos estos amigos y mi padre y sobrino se fueron en casi uno y dos por año.
Y los buenos eran estos amigos, que sin haberlo siquiera pensado les tocó irse. Y yo digo que eran buenos y todos tendremos una persona buena que se nos ha ido y nos hacemos la pregunta, porqué se fue y se nos queda sin respuesta.
Sin embargo, aún permanecen conmigo la nostalgia de su compañía, de la plática, del abrazo fraterno y de la palabra bien dicha de todos estos buenos, que seguirán conmigo mientras mi memoria los recuerde y los tenga presente. Además, que al creer en el cielo como creo, sé que los volveré a ver y no estarán enfermos ni mi padre, ni mi mejor amigo Victor, ni Noel sufrirá más por su historia de vida , ni mi pequeño sobrino Alejandro habrá sufrido; todos estarán riendo y me estarán esperando.
No se cuándo me toque a mi pero sé que los volveré a ver. Tengo esa certeza. Ya nadie será viejo. Todos estaremos alegres y no habrá nada más porque sufrir o afanarse. Estaremos en la presencia de Dios y nos volveremos a encontrar todos los buenos. Yo soy bueno también ¿porqué no?
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