Esteban no se lo podía imaginar. Recién cuando empezaba este nuevo día tenía conciencia que había tenido un sueño muy realista. Lo terrible del sueño era que lo protagonizaba la persona que más daño le había hecho en su vida estudiantil y que con colores muy vívidos y fuertes recordaba como si fuera ayer, luego de más de 25 años que había sido víctima de acoso escolar y al que había sido su acosador. Lo insensato de la mente es que no se podía explicar por qué aparecía en cada momento inesperado la imagen de esta persona que le hizo tanto daño y que salió sin un solo rasguño de la escuela, pues Esteban antes de llegar a poner una queja intentó por sus medios resolver el problema, pero no lo logró, lo que le causaba mucha vergüenza.
Para este joven en su momento la situación era un tormento, una amenaza de cada movimiento, de cada paso en el día de clase. El acecho era constante y no había forma de detenerlo. Fueron empujones, pellizcos, burlas a la manera de hablar y las constantes risas de los demás compañeros. Era un matón que se le había metido entre ceja y ceja molestar a Esteban todo el tiempo, y este último no entendía porqué. Los demás sólo se reían, pero el efecto en la vida diaria de Esteban era nefasto. Vivía con crisis de ansiedad. No quería hablar en clase. Se escondía en los recreos y ni se diga en las horas de clase o en las horas de deporte. Por las tardes en su casa se llenaba de tristeza porque no encontraba una salida.
Según recuerda alguna vez este tipo se cansaba porque el recuerdo dice que desaparecía, pero el daño quedó grabado en la memoria de Esteban. No se acordaba muy bien cómo terminó el episodio, luego de un año entero, pero la suerte fue que al año siguiente lo expulsaron y no volvió a saber de él. Sólo supo que el colegio no lo admitió más.
Después de tantos años, lo que le interesaba a Esteban era terminar con este recuerdo. Acabar de una vez por todas con las secuelas del acoso escolar y decidir ser libre de su acosador. Los acosadores hacen un daño grande a las personas, sean estos adultos o niños, y la personalidad del acosado se ve seriamente afectada. Los temores pueden llegar a permanecer por muchos años, las falsas inseguridades que se crean en los que son molestados o simplemente se ve afectado el desenvolvimiento normal entre las personas en el diario vivir. Es necesario hacer conciencia sobre la detención del acoso y elevar la voz para que cese de una vez por todas el acoso de cualquier tipo.
Cuando terminaba de pensar en el tema Esteban decidió que no iba a ser más un reo de ese recuerdo, o de esa persona. Se propuso que iba a hacer lo mas difícil que puede intentar hacer una persona por otra que le desagradaba y esto era perdonarle. El perdón es para el afectado una de las mejores armas y hace que los fantasmas del pasado desaparezcan de improviso. ¿Hace cuánto fue tu última experiencia de acoso? Hoy en día es lo más normal y se identifica, pero sus efectos son duraderos en el tiempo y en el interior de la persona. No hay que dejarse.
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