Hoy descubrí que estas entradas llegan a nacer por personas concretas con las que me encuentro en un día determinado. A todos ustedes, gracias.
Hoy no ha sido la excepción, ya que me encontré, más bien ella, una amiga, me encontró a mi y empezamos una larga platica. Teníamos muchos años de no saber uno del otro y era como tomar un madeja de hilo y volver a agarrar «el hilo» donde lo dejamos y eso me pasó hoy con esta amiga. Creo que tenemos más de 20 años de conocernos con pausas por las idas y venidas de la vida y hoy era como si ayer hubiésemos dejado de vernos. Evidentemente, compartimos intereses e ideas y nos escuchamos mutuamente.
Mi amiga es genial para darle valor a la amistad y a la de tantos otros con los que en diversos momentos me relaciono en el día, por el ciberespacio, por las redes sociales y en la semana, o a otros que veo por allá en cualquier momento.
Hoy es un día especial, ya que mi generación de compañeros de Secundaria se reunirá para conmemorar 25 años desde que dejamos las aulas del colegio que nos formó. Para algunos unos años, para otros 10 o más años.Se dicen fácil 25 años, pero es un cuarto de siglo, de vida, de experiencia, de años encima, de arrugas, de sabor y de VIDA sencillamente. Al final, esto es irrelevante porque lo que importa son las personas con las que compartiste y con quienes te vas «añejando» y las que vas a reencontrar.
Es inevitable hacer «colección» de memorias y me decía otra amiga la semana pasada que mi mente es como una película, pues recuerdo detalles que nadie más recuerda. Pensaba en personas en particular, pero quise hacerle un filtro a mi memoria y no recordar momentos duros o tristes, sino los buenos porque la mente, o la mía en particular se acuerda de todo.
Es interesante ver cómo la mente recuerda risas, abrazos, bailes, fotos, besos, vergüenzas, amores, desamores, historias pero que al final tienen en común y como protagonista a una persona y que en grado mayor o menor dejaron una huella en mi vida.
Todos son valiosos, los más cercanos que son insuperables; los más lejanos con su forma de ser que hacían parte del colectivo y los que ya no están que te llenan con su recuerdo.
Cada amigo es particular, único, simple y complejo a la vez. Por eso son tan importantes los amigos, los compañeros de ruta y siempre los llevo en el corazón. No se si me fui por la tangente, pero cada persona que conocemos tiene un valor especial y se debe atesorar, pues cada uno con sus cosas te aporta, te desencaja, te hace fuerte, te sensibiliza, te acompaña, te acuerpa, te hace persona.
Ojalá pensemos en nuestros amigos y le demos un valor, que creo que no tienen porque al final cada persona es más importante por lo que es, por lo que se da para ti y lo que tu le das o si no le das también.
Queridos amigos, los valoro a cada uno y a cada una, son mis compañeros de ruta y se que allí están. Gracias a todos los que son vasos comunicantes, que nos hacen llegar a los que no están en nuestro círculo y que hacen que el dos o tres se convierta en 40 o 50. Gracias a la vida por crear a los amigos, a la humanidad para hacerla un ser sociable y que lo bueno resplandezca en cada ser humano para poder ser uno a uno con el otro. Démonos la mano.
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