Recuerdo haber hablado con esta mujer muchas veces. Muchísimas. Y en todas las pláticas siempre salía a relucir cuántas cosas no había hecho y que hubiera podido hacer. O que no las hizo porque no tuvo las posibilidades o quién le ayudara. Conclusión: esta mujer era presa de su propia mentalidad y era una víctima de los demás. Según ella.
La mentalidad es la forma en la que vemos las cosas, influenciados por cómo nos criaron o en cómo «nos acomodamos» al mundo. Es tan grande la cantidad de gente que se acomoda a esa forma de ver las cosas y se queda allí, como dice el título, presa, presa de sí misma.
Conozco personas que viven así… para qué barrotes si la mente los y las tiene encerrados en sus esquemas y actitudes. Sin embargo, salir de esa cárcel de la mente pasa por intentar verse con sinceridad para verte cómo tu mente te la ha jugado y te has acomodado. Verse a uno mismo es muy difícil, porque da miedo, ver quizás lo que somos y no nos gusta.
¿Cuántas veces no tomamos el reto que se nos ofreció y nos quedamos esperando al siguiente y no llegó?
¿Cuántas veces culpamos a los demás de lo que son nuestras propias responsabilidades?
¿Cuántas otras más ese suceso que te marcó la vida es el declarado «culpable» por cómo te sientes? ¿Cuántas veces lo has dejado que se instale y no has buscado cómo curarlo?
Sabes… naciste libre y no puedes estar presa o preso de un suceso, de una circunstancia, de un miedo, de una situación, de una decisión no tomada. ¡Atrévete! Rompe las cadenas de tu cárcel. Allí afuera está un mundo abierto, esperándote para que lo agarres con todas tus fuerzas y por fin seas libre, sin que nadie te detenga, las posibilidades son infinitas. Solamente toma una decisión: vale la pena.
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